Mi historia con la búsqueda de un embarazo empezó hace exactamente tres años. En octubre de 2014. Me quedé embarazada bastante rápido, a los dos meses de intentarlo. Aun así, el embarazo se detuvo a las seis semanas. Nos dijeron que a veces pasaba, que no haríamos ninguna prueba porque hasta los tres abortos no estudiaban el caso.
La segunda vez, ya nos costó un año entero quedarme otra vez embarazada. Un año exacto. Era en octubre de 2015, y lo volvimos a perder. Esta vez a las ocho semanas. Me hicieron alguna analítica, todo salía bien. No me pidieron ninguna prueba más. Nos dijeron que esperásemos a si ocurría una tercera vez. Tampoco le pidieron ninguna prueba a mi marido.
Pasaron los meses y no volvía a quedarme embarazada. En agosto de 2016 decidimos ir a una clínica privada para consultar nuestro problema. Allí, después de muchas pruebas, fue cuando me anunciaron la mala noticia: con tan solo 32 años tenía muy baja reserva ovárica. Me dijeron que teníamos que darnos prisa a hacer el tratamiento si quería conseguir algún resultado con mis óvulos. A partir de este momento se disparó mi ansiedad. El seminograma de mi marido salió bien. El problema era yo y ms óvulos.
Empecé la estimulación ovárica para un tratamiento de reproducción asistida, justo cuando también realice la primera visita con la doctora Lu.
Después de esta primera visita, la doctor Lu nos aconsejó que detuvieramos el tratamiento hasta el final del programa de sesiones, de unos tres meses de acupuntura, combinado con ejercicios para reestablecer la energía de mi cuerpo y mi útero. Pero yo tenía tanta ansiedad pensando que me quedaba poco tiempo para hacer algo con mis óvulos que decidí no parar el tratamiento de reproducción asistida en la clínica privada.
Al cabo de una semana, me hicieron la extracción de óvulos.
Y no funcionó. No me pudieron implantar ninguno.
En la clínica me dijeron que se tendría que realizar otro tipo de tratamiento. Y aquí sí que decidí esperar y hacer caso a la doctora Lu.
Cada semana iba a las sesiones de acupuntura, realizaba los ejercicios que me recomendó en casa y varié un poco la dieta. Empezé a controlar mi ansiedad. Paralelamente, descubrimos que mi marido tampoco estaba tan bien como nos dijeron en la clínica. Tenía fragmentación de la cadena de ADN en el esperma. Él también varió su dieta. Y cuando ya habían pasado los tres meses, el mismo día que teníamos visita a la clínica privada para empezar el segundo tratamiento de reproducción asistida, fue cuando vi el positivo de Arcadi.
Aquella misma semana fui a las sesiones de acupuntura y la doctora me recomendó ir cada semana durante los tres primeros meses de embarazo. Yo estaba asustada, tenía mucho miedo que volviera a ocurrir lo mismo y lo perdiese . Pero a la vez tenía mucho esperanza en la doctora Lu. Y así fue. Todo fue bien. Las ecografías mostraban que el crecimiento era correcto.
Cuando estaba de 26 semanas nos dijeron que el percentil (crecimiento) era un poco bajo. Le comenté a la doctora, y después de dos sesiones, el percentil había aumentado muchísimo!
Ahora estoy escribiendo este relato en la cama, a mi lado duerme Arcadi. Ha pasado un mes desde su nacimiento, pero aún lo miro y no me lo puedo creer. Y yo solo puedo dar las gracias a la doctora Lu.
Cuando estaba con tanta ansiedad, después que me dijeran que por culpa de mi baja reserva ovárica tendría muchos problemas para quedarme embarazada y que quizás tendría que recurrir a óvulos de donante, yo leía testimonios e historias de chicas con problemas complejos como el mío que finalmente acababan bien. Eso me calmaba un poco.
Por eso, con mi testimonio, quería dar un mensaje de esperanza a todas esas mujeres immersas en problemas de fertilidad. Os recomiendo muchísimo el tratamiento con la doctora Lu. Ella des de del primer día confió en mi cuerpo. Ya veréis como llegará. Vuestro sueño seguro que está a punto de cumplirse.

